viernes, junio 22, 2012

CONTRAOFENSIVA



Por José Leser






Los núcleos privilegiados de América Latina se han puesto de acuerdo para realizar una contraofensiva a los cambios que atentan contra ellos, y lo han transformado en una especie de virtual estado de nerviosismo que afecta a todos los habitantes de estos países que intentan de alguna manera salir de la pobreza y la desigualdad produciendo un reordenamiento de las economías regionales para que ellas estén al servicio de los pueblos y no de esas minorías dominantes de los mercados que reciben pingues ganancias con solo mover dineros mal habidos, exprimiendo a las clases más vulnerables, sumiendo en la miseria a millones de seres humanos en el mundo.

Lo que está ocurriendo en estos momentos en Paraguay y lo que ha pasado en Argentina son algunas de las embestidas corporativas de estos intereses, que apelan a cualquier estrategia para debilitar o en otros casos a vulnerar el orden democrático como ha ocurrido en Venezuela, Ecuador y Honduras. Estos ejemplos no son, ni más ni menos, una de las formas de dejar todo como estaba antes de que esta ola progresista recorra todos los países de nuestro continente.

En Argentina fueron primero los terratenientes que demandan obtener mayores ganancias, apoyados por una prensa corrupta y servil corporizados en grupos hegemónicos de comunicación, luego se apeló a un intento golpista de una derecha radicalizada, que con muy pocos adeptos se moviliza en forma esporádica pero muy apoyada mediáticamente. Ahora, un señor que dice ser sindicalista, dueño de una muy baja reputación por los negocios escondidos y con fortunas incalculables, que lejos de defender los intereses de su gremio, perjudica a toda la población con un paro que trae consecuencias negativas en el abastecimiento de productos básicos como lo son los combustibles, privando a la población de mercaderías y lo que es más importante del gas domiciliario tan necesario en este periodo invernal.

Imaginemos que algún gobierno de izquierda avanzada tuviera la osadía de llevar a cabo una transformación más profunda en las estructuras capitalistas, si estos cambios limitados a dar un poco mas de justicia social, sin contenido anticapitalista hay tanta resistencia, ¿cómo sería la contraofensiva de la derecha?

Los países de América tienen una larga historia de colonialismos, de traidores y explotadores, que fueron desde el principio de nuestra historia manipulando el poder en desmedro de los pueblos. Nuestra historia desde la colonia hasta la era post revolucionaria fue la misma que con distintos matices se pueden observar en la actualidad. Los ejemplos de Mariano Moreno, Manuel Belgrano, San Martin, Castelli, Monteagudo, etc. fueron seguidos de otros tantos patriotas que lucharon por una sociedad más justa, en contra de los intereses corporativos de esa época. Otros próceres de nuestra historia le siguieron, pero no lograron vencer ese poder y sucumbieron ante los ataques certeros y cobardes de los representantes de estos intereses.

Hoy, con artimañas más sofisticadas pretenden continuar manipulando el poder, mediante amenazas patoteriles organizadas y mafias que son parte de este poder y que articulan despiadadamente las acciones en contra de los gobiernos progresistas del continente. Pero afortunadamente se ha formado un bloque de países que están en la misma situación y han creado un incipiente mecanismo de defensa que puede tener peso ante cualquier intento golpista de estas derechas reaccionarias.

El complot provocado contra el gobierno paraguayo con su presidente Fernando Lugo no hace otra cosa que corroborar estos dichos a los cuales deberíamos ubicar el momento en que está viviendo nuestro país, con Moyano y sus compinches y algunas fuerzas minoritarias de psudoizquierda que ingenuamente se pliegan a esta conjura por el solo hecho de oponerse a la presidenta Cristina Fernandez. Los periodistas cipayos que adhieren a los grupos hegemónicos como Lanata, Leuco, Bonelli, Morales Solá, Ruiz Guiñazú, y otros archiconocidos mediáticos amigos de Macri y del poder capitalista se regocijan ante la posibilidad de que estos movimientos de la derecha puedan llegar a buen puerto. Sin embargo, se equivocan históricamente y políticamente al creer en la inviabilidad de estos gobiernos, tal vez pensando que pudiera aparecer una oposición que llegue a provocar algún tipo de adhesión en las clases populares.

¿No sería mejor que exitiera un apoyo crítico, pero constructivo a esta experiencia de cambio? ¿No sería mejor para la izquierda de nuestro país proponer cambios posibles para no volver atrás? ¿No sería más factible para la oposición alinearse dentro del progresismo, sin perder sus características históricas, tal el caso del radicalismo y el socialismo? Se sabe que la reacción conservadora y fascista, si bien son pocos, tienen cierto poder que es suficiente para manejar el ritmo de exacerbación de los “descontentos”

Y que podemos decir de lo que ocurre en otras latitudes. Europa se debate entre la cesación de pagos, recurriendo a recetas neoliberales ya conocidas en nuestro país. España, Grecia, Italia y otros países están pasando los peores momentos de su historia en lo económico, Estados Unidos recurriendo a la fabrica de dólares para solventar sus gastos y continuar siendo los amos del mundo. La crisis mundial no es una entelequia, existe y está viva. Por eso es necesario cuidar a nuestros países que quieren salir airosos de este debacle mundial. Apoyemos a Paraguay, y ayudemos a nuestro gobierno a fortalecer los lazos internacionales de apoyo a las democracias populares nacientes en America del Sur y del Caribe. Busquemos puntos de coincidencia y unámonos para defender lo que ya se ha conquistado y ayudemos a ampliar estas conquistas.



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